Se pregunta Jorge G. Castañeda en su
columna "Amarres" para EL FINANCIERO (9 de
noviembre 2016) lo que la mayoría de la gente que siguió las elecciones de EEUU
se pregunta: ¿Cómo es posible que la sociedad norteamericana haya votado
mayoritariamente por Trump? Sí,
si es posible y es un fenómeno más común de lo que podemos imaginar y no es ninguna sorpresa. La
identificación de un ciudadano (un ser humano promedio al fin);
intolerante, racista, misógino, inseguro, derrotado, cansado y la mujer
maltratada compraron su imagen. Todos se identificaron
con él… un violento y arrogante “macho alfa”, básico en su dialéctica y
ostentando en todo momento poder económico y social… “Si sabe o no de
política, de valores o de ciencias naturales… es lo de menos, lo quiero
como mi proxeneta”. Si a esto le sumamos la
codependencia, el síndrome de Estocolmo, el miedo, la sumisión, la
ignorancia, la baja autoestima y porqué no, el hartazgo de las
sociedades del discurso “político” clásico y repetitivo... listo!!! la
fórmula mágica, sólo agregue un poco de “Shock Doctrine” y tendrá su
líder ganador extraído de la nada que puede hacer con usted lo que le
plazca. ¿En México?... la historia es similar.
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