Dioooooooos!!
Y mira que no creo mucho en eso. Pero ¿será posible encontrar una persona en
esta ciudad que le de el valor a las cosas que se merecen? ¿Por qué todo mundo
cree que puede venir a la puerta de mi casa a pedir? ¿Poner el precio y comerse
mis manzanas?… ¿de qué se trata esto?
Vicio
tan arraigado en el pueblo, una actitud de que así son las cosas y te chingas,
¿por qué deberían de ser de otra forma? Se preguntan éstos. Es indignante la
arrogancia con la que una persona te responde al cobrarle tu plata… ESTÚPIDO…
soy yo el que debería estar indignado y encabronado después de andarte buscando
para que me pagues… cabeza de alcornoque.
Personas
que no ven más allá de su grasienta nariz… que todo les parece igual y a los
que comerse una torta de queso ranchero (exquisitas por cierto) o un fondue de
jamón les da lo mismo… haaa pero que no les cuesta más caro el fondue porque
entonces si; “Si es queso como el de la
torta, ¿por qué está más caro?”, chingada madre... ¿por qué no preguntas
antes de tragártelo? y si no te gusta, vete de aquí.
Igual
todo tiene solución, algunas veces no tan agradables para todos… como por
ejemplo cuando te topas con el típico cliente-amigo “perro” que solo entiende a
chigadazos con el periódico, digamos que por allá en Silao de la Victoria
conocí alguien así… y mira que si funciona eso del diario.
La
lista de clientes se acorta y la de amigos también… y me pregunto… ¿es este el
único camino, debo soportar tanto atropello por unas monedas? ¿prostituta yo?
jajaja… solo eso me faltaba.
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