Me imagino
que en algún momento de la vida, todos hemos sentido esa horrible sensación de
que algo está por terminar, algo que realmente nos gusta, cualquier cosa… una paleta de dulce,
una botella de vino, una llamada telefónica, incluso el crédito del celular.
Sensación molesta y de desesperanza es lo que ocasiona ese tipo de eventos, pero nada más intenso y horrible que cuando lo que está por terminar es una noche de buen sexo. Ya sea con o sin amor - en una ocasión escuché en una entrevista de radio, claro, allá por los 90´s y antes del “pedo-escándalo”, a la mismísima Gloria Trevi decir: “El sexo es maravillo con amor y divertidísimo sin él”- Cualquiera que sea el caso, al salir el sol, al sonar el maldito despertador… al escuchar el camión de la basura o al vecino encender su auto para ir al trabajo… allí, en ese momento, se derrumba el hermoso “castillo” que durante horas de ajetreo construimos junto a la pareja.
Pero
vamos… estamos deacuerdo que existen casos especiales en los que se acentúa esa
desesperación, como por ejemplo que nuestra pareja sea una aventura pasajera
que desaparecerá de nuestras vidas al salir el sol, o esa amiga del grupo que
no se puede permitir otra noche de desenfreno y placer por que está
comprometida, o por que a las 11.00 de la mañana sale el avión que se la lleva
para nunca volver… caray, entiendo al wey ese que escribió “Reloj no marques
las horas”. Queremos detenerlo todo, que sea infinito, que siga de noche… ¡que
no se vaya! Y sin darnos cuenta,
esa natural terquedad de que las cosas no ocurran, termina por quemar el pequeño
lapso de vida que podríamos haber podido compartir al 100%, pero no… en nuestras cabezas pululan
cosas como; “joder… que pedo me siento” , “que mal que se va mañana, ¿la
volveré a ver?”, “¿se irá a enterar María de esto?” o “En la madre, ya se
escuchan los pájaros, mañana trabajo
y no he dormido nada” y una y mil pendejadas por el estilo que aunque no
resuelven nada, si joden el corto tiempo que tenemos para poder recordar esa
“noche” como una de las más memorables de nuestra vida. Así que si vuelves a
estar en una situación en la que “se hace de día y no quiero”… disfruta cada
segundo como si fuera el último y no te preocupes… recuerda que “palo dado ni
dios lo quita” y que el mundo siga girando, total, mañana será otro día.
Juan Jo
1 comentarios:
Juanjo... me encantó! sólo tu pudiste haber escrito eso con tanta elocuencia y descaro!
Gracias, iluminaste mi día! CD
Hoy eres mi persona favorita!
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